El falso experto en Feng Shui
El falso experto en Feng Shui
(“TU FENG SHUI PERSONAL”- LAM KAM CHUEN. Copiado fielmente)
El Feng Shui se ha puesto de moda en ciertos lugares de Occidente. Cada vez podemos encontrar más gente que busca el consejo de expertos. Saber si hemos encontrado un practicante de Feng Shui auténtico o no, es algo extremadamente difícil y muchos quedan decepcionados después de una experiencia con un falso experto en Feng Shui.
La historia que sigue nos ayudará a evitar situaciones desagradables.
Charles era un arquitecto de 34 años que trabajaba en una pequeña y próspera compañía del sur de Inglaterra. Había aportado a la empresa una gran dosis de entusiasmo y creatividad y sus jefes estaban considerando la posibilidad de hacerle socio de la misma. Hacía cuatro años que estaba casado y tenía dos hijos pequeños.
Como la mayoría de arquitectos, conocía el Feng Shui, al contrario de lo que hace la mayoría, decidió encargar a un experto el análisis de su casa para que sugiriera algunas mejoras. Encontró varios nombres en un artículo de una revista y se puso en contacto con ellos.
Uno le hizo un presupuesto que era el doble de los demás, a pesar de que fue el único que aseguraba haber estudiado en China.
El segundo tenía tarifas fijas, hablaba bien y describía el Feng Shui como “una ciencia intuitiva”. El tercero resultó ser muy barato, dijo que el trabajo le llevaría poco más de una hora y estaba enormemente seguro de los beneficios específicos que el cliente obtendría.
Charles eliminó al que resultaba más barato, basándose en su habitual sentido de los negocios. Como tampoco estaba dispuesto a pagar al más caro, se quedó con el que cobraba tarifa fija.Resultó ser un hombre mayor llamado Hugh, con experiencia como profesor y a quien una grave enfermedad había hecho cambiar de estilo de vida.
Charles esperaba que trajera consigo algún tipo de equipo especial de trabajo, pero Hugh le dijo: Los equipos sirven para medir el mundo material. En Feng Shui no los necesitamos. Hugh entró en casa de Charles deteniéndose de vez en cuando, observando intensamente y, a veces, incluso cerrando los ojos. Una hora más tarde, dio el siguiente consejo: La vida en esta casa es demasiado fría. Hay niños que están creciendo y necesitan más calidez.
Todas las ventanas que dan al Este deberían ser más grandes y esta habitación tendría que tener colores amarillos intensos. La sala necesita algunas reformas estructurales: tendría que tener una puerta mirando al Este para asegurar la calidez y la fortuna. Para lograrlo es necesario comunicarla con el comedor, derribando la pared que separa una de otro.
El consejo encajaba con las ideas que Charles tenía. El costo de las reformas sería elevado pero tras discutirlo con su mujer, y con la esperanza de que los cambios incidieran favorablemente en sus expectativas de promoción profesional, decidió llevarlas a cabo. Después empezó la larga espera de la buena suerte, que nunca llegaba.
La empresa no podía afrontar la ampliación de su equipo de socios. Charles ocultaba su desilusión, pero su entusiasmo decaía y su concentración ya no era la misma. Terminaba a la jornada y se colocaba frente al televisor. Aquel ambiente de desidia afectó a los niños de tal modo que muchas mañanas se quejaban de que tenían fiebre, dolor de cabeza o de que les dolía el estómago. “Todo esto empezó con aquel condenado hombre del Feng Shui”, le dijo una noche su mujer, rompiendo el silencio después de cenar.Esto era lo último que Charles deseaba escuchar, ya que hacía meses que él sospechaba los mismo.“Confiamos en su experiencia del mismo modo que otros confían en mí por mi experiencia” respondió Charles. “¿Qué experiencia? -preguntó ella-. Lo único que ha hecho es convertir nuestra casa en un lugar extraño y ahora estamos atrapados en algo que ni querremos ni entendemos”Charles se desesperó. Sabía que algo había salido terriblemente mal, pero no tenía idea de qué podía ser.
Una semana después, una de las socias más antiguas de su compañía regresó de una estancia de dos años en Hong Kong. Se había mostrado muy complacida cuando Charles empezó a trabajar con ellos y le llamó a su despacho. “Charles, ya no eres el hombre que conocí antes de irme a Hong Kong. ¿Qué ha pasado?”“Mi suerte ha cambiado”, dijo sumiéndose en silencio. “Pero tú crees en la suerte, ¿verdad?-le preguntó ella-. Deberías haber estado en Hong Kong conmigo. Allí estaba yo, trabajando en la sede de una de las corporaciones mejor establecidas en Extremo Oriente, y apenas podíamos hacer un solo cambio sin consultar a un experto en Feng Shui….” Charles levantó la vista. “Eso es lo que yo he hecho”, le dijo. “¿Has consultado a un experto en Feng Shui?, exclamó ella. Charles le explicó toda la historia, que ella interrumpía con preguntas puntuales. Después se hizo un largo silencio. “Hay muchos farsantes, Charles, y todos aseguran que son maestros de Feng Shui. Leen libros, van a conferencias e incluso realizan cursillos. (Ely: imagino como “cursillo” a cursos bastante rápidos y sin profundizar, solo tips como si fuera magia)
No cabe duda de que conocen el valor del Feng Shui y de que quieren ayudar a los demás, pero las buenas intenciones nunca sustituyen al auténtico aprendizaje. Y eso no es algo que se aprende de la noche a la mañana. Los maestros de Feng Shui de las compañías con las que he tratado estaban mejor considerados que todos los arquitectos juntos. Su arte ha pasado del maestro al alumno durante siglos y el aprendizaje dura, por lo menos, treinta años” (Ely: Ya tengo 7 años…..Upsss, espero que con la rapidez del internet, aviones, comunicación sea mas corto actualmente)
“Entonces, ¿qué debo hacer?”, preguntó Charles, luchando con su propia rabia.“Si yo estuviera en tu lugar, empezaría preguntando entre los miembros de la comunidad china; habla con el propietario de la librería china. El Feng Shui es una parte muy arraigada de su cultura y por ahí debes empezar. Sea quien fuere la persona que te aconseje, no dudes en pedirle sus credenciales.
Un verdadero experto te explicará quién fue su maestro, cuánto tiempo ha estudiado y qué sistema utiliza. (Ely: Estoy plenamente de acuerdo, además hay que corroborar esas credenciales y que el maestro exista) Y, sin embargo, piensa que lo que te encontrarás será una persona modesta: un verdadero maestro siempre te dirá que sabe muy poco, incluso después de haber pasado décadas estudiando.”“¿Y qué ocurrirá si no puedo encontrar un maestro chino?”, preguntó Charles recordando su propia experiencia. “Bueno, supón que alguien va a tu casa y no utiliza la brújula, el Luo Pan. Eso significa que algo pasa. Además, tiene que preguntarte la fecha de nacimiento de todos los habitantes de la casa. Después, te pedirá que le dejes solo un rato, tal vez un par de horas, para poder hacer todos los cálculos que suelen llevar a cabo. Y, por cierto, un verdadero experto no te dirá únicamente qué cambios debes hacer, sino también el día y la hora más apropiados para hacerlos.” (Ely: para esto pueden usar los calendarios que se envían mensualmente)
“Estoy asombrado- dijo Charles-. Parece cosa de magia. Yo sólo pretendía que me aconsejaran.”“Piensa que estás sufriendo los efectos de un mal consejo. Imagínate que, en lugar de eso, te hubieras beneficiado de una serie de sabias sugerencias. Algunos dicen que el Feng Shui es una forma de magia y los maestros con los que yo me he encontrado desprenden un halo verdaderamente especial. (Ely: no confundir, pueden desprender algo que uno piensa / percibe que es como magia….)
Un auténtico profesional es así. Es mucho mejor pagar y obtener lo mejor, porque corregir los errores puede resultar caro.
” Enviado por: Elizabeth Lira (Perú)
1 comentario
maria da Costa -
Gracias